La cultura, la escritura, la lectura y su fomento son los pilares del Blog.
Las entradas del Blog son principalmente:
| Presentaciones online de libros | Aportación de poesía y relatos originales | Recomendaciones culturales y de lectura | Opinión y crítica literaria | Programas de fomento de la lectura y la escritura |

Los miembros del Blog tienen libertad en sus opiniones siempre que se ajusten a la temática y cumplan con unas normas básicas de respeto y de ética.
En nuestro Blog se valoran todas las ideas de los miembros y se trabaja en equipo.
Se permiten nuevas incorporaciones mediante la proposición de los integrantes.
| contacto |

martes, 24 de noviembre de 2009

El hombre que caminaba con la cabeza gacha

El hombre que caminaba con la cabeza gacha

El hombre de mediana edad iba caminando por la calle principal de la ciudad, que iluminaba sus escaparates llenos de colorido, con la cabeza gacha; no parecía estar interesado en lo que sucediera a su alrededor. Tampoco iba pensado; su mente parecía vacía de acontecimientos pasados o presentes. Mirándole a los ojos, nadie se atrevería a afirmar que la nostalgia, o la melancolía, hubiesen hecho escala en él.
A mí, que soy un observador de realidades que cuento después, su visión me inundó de desasosiego. Yo soy de los que pienso que los sentimientos, las sensaciones y las actitudes parecen llenar el aire que respiramos, como los virus y las bacterias, y nos infectan de vez en cuando, sin que ello suponga haber contraído enfermedad alguna. Simplemente, se introducen dentro de nosotros y nos hacen sentir alegría, tristeza, amor, odio, felicidad, infelicidad, credulidad, etc., mientras estén dentro de nuestros cuerpos. A diferencia de las bacterias, estas sensaciones no son patológicas. A diferencia de los virus, sobre todo los retrovirus, no ponemo a nuestros organismos a trabajar para mantener tales sensaciones, sentimientos o actitudes. Solamente experimentamos sus efectos durante el tiempo que son nuestros huéspedes.
Pero el hombre de mediana edad iba caminando de tal guisa y yo no podría dirimir si se dirigía a algún lugar, absolutamente vacío de tales cualidades.
Yo imploré a la vida para que su espíritu se contaminase con alguna de esas características humanas que van volando por el aire, como las hojas amarillas que caen en otoño.
Soledad, pensé, su cuerpo está lleno de ella.
Sin apenas darme cuenta de lo que había pasado, vi como una mujer de mediana edad, cargada con varias bolsas de plástico llenas de compras, y el hombre chocaron, o tropezaron, o hicieron por toparse. Él ayudó a la mujer a recoger todas las cosas del suelo y esbozó una sonrisa amistosa. Se dijeron adios pero el hombre de mediana edad continuó su lento caminar con la sonrisa en los labios.
A partir de ese momento tenía algo para recordar con agrado.

Exactamente mi vida

martes día 24, a las 20'00 h.
en el salón de actos del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz
se presentará el libro:

Exactamente mi vida. (Antología poetica 1990-2007),
del poeta y profesor portugués Fernando Pinto do Amaral.

Publicado por la Editora Regional de Extremadura,
de la Consejería de Cultura y Turismo, en su colección Poesía.

El acto contará con la presencia del autor, de Antonio Sáez Delgado, traductor e introductor del libro, y del Dtor. de la Editora Regional de Extremadura.

El y Ella

Día Internacional contra la violencia

24/11/2009 ISABEL Agüera
El, hombrachón, hecho de palabrotas y exigencias, hospitalizado en fase terminal, sin cesar se queja, protesta, manda...
Ella, hecha de resignado sometimiento, día y noche, sin rechistar, lo atiende, mima, respeta, soporta, sufre en silencio...
A las dos de la madrugada, tras muchos días de vela, ella sufre un desmayo. Se la llevan con urgencia.
El masculla groserías iracundas. Media hora, no más, un profesional de bata verde informa: Su mujer está muy grave. Dice que usted sabía que le quedaba poco.
El, gruñendo sonidos ininteligibles, dice al fin: ¡Claro que lo sabía! Pero, ¿quién me cuida a mí ahora?
Un relato, sí, de una de mis obras, pero lo importante, lo trágico es que en primera persona compartí, en malos días, hospital, habitación con él y ella: fui testigo del heroísmo de una mujer maltratada hasta después de su muerte.
Hoy, cuando han pasado veinte años, la sigo viendo sin cesar en sus desvelos, silencios, suspiros... Y la sigo recordando, víctima, como tantas mujeres, de esa heredada y maldita superioridad que sobre ellas ejercen hombres inseguros, cobardes, crueles... que precisan del valioso caudal de bondad y eficacia, capacidades que, sin límites, puede llegar a ser una mujer, para seguir sintiéndose machos, más que hombres.
Con su comprensión, el hombre no puede conocer el lenguaje de los pájaros, ni qué dice el arroyo en su murmullo, ni qué canta la lluvia cuando cae sobre la tierra. Pero el corazón del hombre sí puede sentir y apresar el significado de estos sonidos, cuando elige el silencio, la sensatez para transmitir su significado.
Creo que entendí el lenguaje de aquella anónima mujer, en noches de espantosa angustia, y es por ello que quiero transmitir su significado. Mañana, un año más, al amanecer, arrojaré al aire un puñado de jazmines de mi maceta en homenaje a ella y a otras tantas mujeres maltratadas. También una lágrima.
* Escritora y maestra

martes, 17 de noviembre de 2009

Dos novelas editadas




Hola a tod@s! Os presento mis dos novelas, ambientadas principalmente en la localidad de Robledillo de Gata (Las Casas en los dos libros). Básicamente se trata la vida en pareja, amor y desamos, traiciones y felicidad. Hay aventura, suspense, sexo, Iglesia y ternura en algunos momentos. Os animo a que visitéis mi web y podáis sumergiros entre sus fotografías y capítulos. Saludos. Alberto Navalón. www.albertonavalon.com

viernes, 6 de noviembre de 2009

Imcrea presenta La vereda del abismo


Imcrea presenta el poemario "La vereda del abismo", de Ramón Carreto.

La poesía de Ramón Carreto es una visión de su intensa vida; una vida dedicada a la pintura y a la literatura. La vereda del abismo se abre desde el nacimiento hasta el ocaso, dejando una puerta entreabierta hacia la resurrección.