
Después de haber perdido la cuenta
de las horas, descubrí que los sueños
sellaban el recuerdo de todas tus miradas.
La forma de tu rostro se perdió
en el barullo de la calle dejándome
la sombra de tu nombre con ese olor
a soledad que dibujan los desiertos.
Perdido en mil tareas la piel de los versos
reclamó el canto de las voces, de todos
los llantos agolpados en mis manos.
Después, en el silencio de la noche, llegó
el delirio de tu hambre palpando los rincones
del deseo y en un cuerpo a cuerpo, me sedujiste
hasta detener el tiempo en la sorpresa de tu risa.
Del poemario “Natura”
1 comentario:
Querido Tino: Este poema me habla de soledad y desamor y tiene algo de semejanza con uno que escribí hace tiempo en el que decía:
Y los recuerdos se hacen tan vivos que me empujan en el alma
para arroparme en ellos y hacerlos música nostálgica, hoy
Pero, ¿y tu voz? Mi pueblo tiene una sonora fuente, cuya voz jamás deja de cantar el rumor vivo de las entrañas de la tierra. etc. etc.
No sé en tu caso que te habrá movido a escribir este poema en el que los sueños, creo, son capaces de suplir la realidad. En el mío fue un claro y rotundo desamor que me dejó profunda huella.
Enhorabuena por saber expresar tan bien sentimientos que se pueden compartir sin esfuerzos. Un beso
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